Delegue.
Si usted ya gerencia su tiempo de manera efectiva, si se mantiene organizado, si puede tranquilamente decir NO a ciertas solicitudes pero aún no le alcanzan las horas del día, debe pensar seriamente en delegar o tercerizar ciertas tareas para liberar tiempo.
Usted necesita tiempo para su familia, para su hobby e inclusive para pensar. Si no dedica tiempo a pensar, su productividad se reduce y su creatividad tiende a cero.
¿Cómo delegar? Primero realice una evaluación de las tareas que usted está realizando pero que no le gustan, que siente no hace bien y/o que podría manejar otra persona. Si no tiene personal a cargo, si no tiene posibilidad de contratar un empleado o si el volumen de trabajo no lo merece, considere la opción de cont ratar una Asistente Virtual. Más aún, las Asistentes Virtuales experimentadas podrán orientarlo en el proceso de identificar las tareas que puede delegar.
Un artículo de Victoria Miles
Sistematice
El consejo de sistematizar o automatizar ciertas cosas no necesita ser una metodología compleja ni sofisticada. Simplemente, formalice ciertos procesos.
Comience por tener en alguna carpeta un modelo de respuesta a determinadas preguntas que normalmente le hacen, una plantilla para el informe que genera todos los meses, un formulario con datos que generalmente solicita en determinadas oportunidades (como por ejemplo, un modelo de ficha del cliente), etc. Inclusive, si está dispuesto a evaluar nuevas soluciones, siempre encontrará alternativas. Un ejemplo de ello son las conocidas «Preguntas Frecuentes» que hay en los sitios de Internet, los auto-respondedores (como el que utilizo para distribuir este mini-curso) y muchos más.
Muchas cosas pueden sistematizarse. Simplemente, documente y analice esos procesos o actividades recurrentes y genere un sistema o recurra a alguna herramienta informática según el caso.
Esta dedicación, este pequeño esfuerzo redundará en beneficios: ¡reducirá los tiempos de determinadas tareas y será más productivo y eficiente!
Gerenciar su tiempo
Gerenciar bien su tiempo es tan importante como saber exactamente a qué le dedica su tiempo. Hay muchísimos cursos y libros escritos sobre el gerenciamiento del tiempo.
Poco se comenta respecto del uso eficaz de su tiempo considerando el valor de las tareas que realiza. Un método interesante para tener más claro a que le dedica su tiempo es realizar un ejercicio de una o dos semanas en las que se compromete a anotar en un papel que actividades realiza cada día, incluyendo todos los detalles y pequeñas tareas que realiza.
Una vez que tenga el listado, podrá analizarlo buscando pequeñas «fallas» o situaciones que puede corregir. También, podrá analizar si está dedicando demasiado tiempo a actividades que puede delegar o evitan do algunas actividades que debe realizar simplemente porque son cosas que le disgustan. ¡Cuánto más eficiente sería simplemente tener presente que cosas le gusta hacer y cuáles no!
Dedicar su tiempo y esfuerzo a cosas que no sólo hace bien sino que además le gustan, definitivamente lo convierten en una persona productiva y libre de estrés!
Un artículo de Victoria Miles
Agende todo. Evite interrupciones. Olvide el «multi-tasking».
Sí, efectivamente todo debe estar en su agenda! Esto incluye los llamados telefónicos que tenga que hacer. Programe en su agenda bloques de tiempo para hacer llamados; si no pudo ubicar a quien llamaba, pregunte cual es la mejor hora para contactarse y vuelva a llamar en lugar de esperar el llamado y generar una interrupción segura.
Cuando esté realizando alguna actividad y se presente gente en su oficina o reciba un llamado inesperado, cortésmente indique que actualmente está ocupado pero que puede una agendar una reunión personal o telefónica para tratar el tema. ¡Ingréselo en su agenda! Respetar su agenda facilitará las cosas manteniéndolo organizado.
Al evitar las interrupciones dispondrá de bloques de tiempo para concentrarse en las acciones y trabajos concretos que usted debe realizar.
¡El multi-tasking» (hacer muchas cosas a la vez) no es productivo! Esto dispersa su atención y, generalmente, no le permite obtener los resultados esperados. Concéntrese únicamente en el tema en cuestión. Olvídese del resto, simplemente «esté presente» en el trabajo o la tarea que está realizando en ese preciso momento.
Hará más cosas en menos tiempo y esto redundará en una mayor sensación de cumplimiento, productividad, calidad del trabajo realizado y ¡menos estrés!
Un artículo de Victoria Miles
Urgente e importante
La figura que vemos en este post, es un grafico del libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva de Stephen Covey. Para el resto de este artículo uso la numeración de este libre:
- I: Urgente e importante
- II: No urgente e importante
- III: Urgente y no importante
- IV: No urgente y no importante.
Compromisos
Diez consejos para la gestión efectiva del tiempo
1. Introducción Cada programa refleja el conjunto, único, de prioridades y responsabilidades de la persona que lo ha realizado. No hay dos personas que tengan exactamente la misma idea de lo que constituye la gestión perfecta del tiempo. La idea final es simplemente ver si tu relación con el tiempo es buena, si te permite responder a tus obligaciones profesionales, disfrutar de la compañía de tus seres queridos y cuidar bien de tu activo más importante, la salud. No hay un único modelo a gusto de todos sobre cómo gestionar el tiempo, pero hay una serie de principios básicos que se pueden aplicar a una gran variedad de circunstancias.
2. Planificar por adelantado
Planificar es la piedra sobre la que se basa la gestión del tiempo, todo el tiempo que le dediques a esa tarea merece la pena. Pero no consiste sólo en crear una buena planificación o programa, debes ser capaz de llevarlo a cabo. Esto supone ser preciso sobre la realidad diaria de tu trabajo y el resto de responsabilidades, contar con las interrupciones, conflictos y retrasos habituales. Como si fuera una prenda de vestir, debes sentirte cómodo y que te quede un poco amplia por si acaso encoge.
3. Programa actividades de ocio
Los mejores planes de gestión de tiempo te acompañan durante toda la vida, no sólo durante tus horas de trabajo. Intenta programar periodos de tiempo dedicados a la familia, amigos, hacer ejercicio, intereses especiales o proyectos especiales, en vez de dedicarles «el tiempo que quede» después de la rutina diaria habitual. Esto te dará la oportunidad de observar tu relación actual del trabajo que te llevas a casa y del tiempo libre, para ayudar a restablecer el equilibrio si se ha perdido.
4. Promete menos y cumple más
Una de las reglas más inteligentes que se pueden aplicar es establecer fechas de entrega que sean viables. En otras palabras, es una buena idea sobrestimar el tiempo que piensas que te va a llevar un trabajo para, primero, asegurarse el cumplimiento del plazo incluso si hay que enfrentarse a retrasos imprevistos y segundo, sorprender positivamente a tu jefe, clientes, compañeros de comité y familia, terminando antes de lo previsto.
5. Divide los trabajos grandes en tareas manejables
Es muy fácil aceptar trabajos de grandes proporciones. Por ejemplo, «pintar la casa» será un proyecto menos desalentador si se siguen bien los pasos hasta conseguir ese objetivo: seleccionar el color, comprar la pintura y empezar a trabajar en la fachada de atrás. Dividiendo un trabajo enorme en pasos manejables, estableciendo un horario para llevar a cabo cada paso y reduciendo paulatinamente el alcance del proyecto, se puede conseguir cualquier cosa y con menos estrés que si se pretende hacerlo todo a la vez.
6. Haz un seguimiento de tus progresos
Cada proyecto de envergadura requiere su propia programación, agenda y calendario para identificar los pasos principales o hitos en el camino hacia su consecución. Si has establecido fechas objetivo realistas, y tienes previsto tiempo para «resbalones» posibles, tus progresos deberían responder a tu plan. Si hay imprevistos que te sitúan por detrás de la fecha prevista, puedes avisar a tu jefe o cliente y establecer una fecha de consecución revisada o dar los pasos necesarios para acelerar su progreso y recuperar el tiempo perdido. Nota: Si puedes, deja espacio en tu programa para anotar trabajos en proceso de realización.
7. Delega lo que puedas
Cuando se trata de delegar, parece que hay dos tipos de personas: aquellos que pueden y los que no pueden. Si eres uno de los últimos y encuentras todo tipo de razones para hacer las cosas por tí mismo («…se tarda demasiado en explicárselo a otra persona» o «…al final acabo por tener que repetirlo») entonces es inútil intentarlo. Sin embargo, si piensas que no eres tan indispensable como crees, es hora de empezar a delegar. Comienza con la rutina, trabajos que requieren mucho tiempo y que sabes que alguien más puede llevar a cabo. Acepta que enseñar a otra persona puede llevar un poco de tiempo, y permite una curva de aprendizaje razonable. Te beneficiarás en tener más tiempo y menos estrés.
8. Establece parámetros para decir «No»
Todos conocemos a gente que establecen sus límites de tiempo: «No es mi trabajo», dicen. «Son las cinco y me voy». Puede parecer excesivo pero también sabemos que muchas personas terminan trabajando hasta tarde o se llevan trabajo a casa de vez en cuando, por ello puede que haya llegado el momento de empezar a decir «no» y no sólo a los otros, sino también a tí mismo. Trabajar durante horas y horas, tanto si recibe paga extra o no, daña el equilibrio entre trabajo y ocio que es básico para la salud y el bienestar.
9. Haz y sigue una lista de prioridades
No hace falta que seas un experto para elaborar listas de prioridades. Algunas personas llevan varias listas a la vez: una de mayor prioridad para las tareas urgentes y muy importantes, una de prioridad media para las tareas menos urgentes o medianamente importantes, y otra de baja prioridad para tareas que le gustaría hacer cuando tenga tiempo. Otras personas simplifican el proceso haciendo sólo una lista de las cosas que tiene que hacer al día siguiente al final de cada día.
10. Agrupa tareas según las capacidades requeridas
Para sacar el mayor partido a tu tiempo, trata de realizar los trabajos más difíciles, aquellos que requieren la máxima concentración y mayor eficiencia en aquellos momentos del día en los que tus niveles de energía y atención son mayores. Si puedes coordinar esos momentos con periodos en los que tienes menos interrupciones de lo normal, mucho mejor. De la misma forma, trata de programar tu rutina, tareas de bajo nivel para las horas del día en las que te resulta más difícil concentrarse. El truco está en identificar tus horas de mayor rendimiento y programar tu trabajo en consecuencia.
11. Mantén los ojos abiertos para encontrar atajos
Es siempre tentador seguir haciendo las cosas de la forma en que se han hecho siempre, porque es con lo que se está familiarizado. Encontrar, adaptar y aplicar nuevas técnicas más eficientes a tus responsabilidades, no sólo te ahorrará tiempo, sino que rebajará tu carga de trabajo total.
Un artículo publicado en Monster
Los minutos con los que nadie cuente-2
Continuación del artículo anterior…
APROVECHAR LA OPORTUNIDAD
La ocurrencia de minutos al menudeo adopta innumerables formas y usted debe ser capaz de identificarlas para impedir que la oportunidad se le vaya de la mano. A continuación se presenta una relación de las más típicas, el resto deberá descubrirla por su cuenta pues se relacionan más bien con las condiciones específicas de cada cual.
Viajes
Es una fuente importante de minutos al menudeo. Las posibilidades son muchas, aquí sólo van algunas. Si viaja en auto con chofer puede disponer hasta de horas completas en dependencia de lo largo del viaje. Si es por avión tendrá oportunidades en el trayecto al aeropuerto, la espera allí, la demora en la salida, el viaje mismo, los cambios de avión en vuelos internacionales, etcétera.
En los viajes fuera de la localidad tendrá posiblemente otras oportunidades, con la ventaja adicional de que está menos sujeto a interrupciones que en su lugar habitual de trabajo.
Reuniones
Es lamentable, pero muchas de ellas empiezan tarde y ese es tiempo aprovechable. Otras veces la reunión tiene ocho puntos pero usted sólo tiene que ver con el cinco. Si a pesar de ello tiene que quedarse desde el principio hasta el final, ¿por qué no aprovechar el tiempo de los siete puntos restantes en vez de amargarse o hacer palotes en una hoja en blanco?
Puede ser que la reunión en que se encuentra se descontroló, se salió de su objetivo y usted no puede hacer nada pues el conductor está en la luna. ¿No habría también su tiempito?
A lo mejor lo enviaron a una reunión absurda en la que el único valor es el del tiempo que se pierde. No lo pierda usted.
Teléfono
Parece que no fuera así pero es también un proveedor de minutos al menudeo. Le puedo recordar la entrevista que a manera de ejemplo cité al inicio del artículo, pero hay otras más. Por ejemplo, el tiempo que media entre cuando colgó el teléfono al que usted llamaba pues sonaba ocupado y la acción de volver a teclear el numero, o aquel personaje que nos dice “cuelga que enseguida te llamo” y usted se pone a esperar hasta que suena el timbre.
Interrupciones ajenas
Capitalice las interrupciones que reciba su interlocutor. Por ejemplo, usted está despachando con alguien pero este tiene de pronto que atender una larga llamada, recibir un visitante inesperado, ir a ver a su jefe que lo llamó o salir a hacer una consulta en relación con lo que está conversando. En cualquiera de estos casos usted se queda en el aire. Aproveche esos minutos, se los están regalando.
La computadora
Creada para hacer las cosas más fáciles y rápidas son también una fuente de minutos sueltos que se pierden irremediablemente. Por ejemplo cuando usted está haciendo búsquedas en Internet, la demora entre bajar un material y que aparezca en pantalla, para entonces proceder a bajar otro, resulta a veces demasiado largo para nuestra paciencia y aunque no sea mucho, si durante la mañana bajó 20 materiales, la espera entre unos y otros le puede sumar varios minutos.
Otras demoras puede deberse a sistemas en redes de poca velocidad en los cuales la espera para las respuestas se hace notable. No faltaría comentar además esos programas enormes o libros completos de ocho o diez megas que usted decide bajar, incluso con un acelerador y que se demoran diez o quince minutos en “aterrizar”.
Intervalos y suspensiones
Entre una actividad y la que le sigue aparecen a veces pequeños intervalos de tiempo que nadie puede prever y que son aprovechables, sobre todo para asuntos que pueden resolverse con rapidez.
Por otra parte, a veces se producen interrupciones que lo toman de sorpresa y no sabe cómo emplear esa media hora que de pronto ponen en sus manos. Tenga en cuenta también esta posibilidad.
Demoras en general
Es una fuente importante, no tanto por su duración como por su frecuencia. Fue a recoger el celular que dejó reparando y le dicen que se siente y espere un rato, fue a hacer una gestión en una oficina estatal y le dan el turno cuarenta y tres (van por el ocho), tiene un despacho con su jefe y éste no ha terminado con el anterior, el ómnibus que lo recoge para llevarlo al trabajo viene hoy con atraso, etc. Son realmente unos cuantos.
Esperas que no son demoras
Hay otras fuentes que no son demoras, ni interrupciones, ni colas, ni nada anormal. Son simplemente esperas de carácter natural como la que le corresponde hacer mientras le preparan la jarra de flores que compró para el aniversario, le friegan el carro, le arreglan el pelo en la peluquería o le reparan la cocina.
Continúa en el artículo siguiente….
Los minutos con los que nadie cuente
Hace muchos años leí una entrevista que le hicieron a un importante ejecutivo de la época. Aquel señor era lo que los expertos llaman hoy un “hombre de éxito”. Ya casi al final, le preguntaron: “¿Cómo es posible que usted haya acumulado tantos conocimientos culturales, si ha dedicado casi toda su vida a la ardua tarea de dirigir empresas y sortear situaciones difíciles?”, a lo que este señor contestó: “Simplemente he utilizado los minutos con los que nadie cuenta. Por ejemplo, ¿ve usted ese libro abierto sobre mi escritorio?; pues, cada vez que alguien por teléfono me dice “un momentico”, continuo su lectura hasta que aparece el interlocutor. Usted no podría calcular cuantos libros ya me he leído mediante ese procedimiento”. La idea me pareció muy interesante.
Efectivamente, esos minutos “sueltos”, “al menudeo”, “sencillos” o como se les quiera llamar están presentes en todo el camino de la vida diaria, ya sea usted un alto ejecutivo, un médico, un plomero, una ama de casa o un político. Si usted tiene la necesidad de aprovechar mejor el tiempo, sería bueno que se fijara en ellos
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Hablemos entonces de esos minutos, o sea, esos pedazos de tiempo que aparecen sueltos por ahí, por lo general de forma inesperada. Son tan pequeños y tan poco sistemáticos que casi nadie los toma en cuenta y se pierden inexorablemente.
Muchas personas gustan de tener alcancías de monedas fraccionarias. Conozco quien mete en un pomo todas las piezas de un peso que recibe y otro que se especializa en pesetas.
Una compañera de trabajo, cansada de que sus hijos mayores, que ya trabajan, dejen tiradas por cualquier lugar de la casa monedas sueltas, decidió echar todas las que se encuentra en una lata mediana, de esas en que vienen las galletas dulces. De esta forma, se ha asegurado permanente la fuente financiera para comprar el regalo de cumpleaños de la nieta.
Los minutos sueltos son como las habitaciones de un hotel: la que no se alquile hoy se pierde, pues ese ingreso dejado de obtener no puede recuperarse mañana
Pero el tiempo no es así, tiene que usarlo al momento, no puede guardarlo en una lata de galletas. Usted se sorprenderá de cuantas cosas puede hacer en los minutos al menudeo, tanto de interés personal como laboral, siempre que cree las condiciones para ello.
Le diré algo más, muchos de los minutos al menudeo se originan en deficiencias, fallas en la organización o errores, por lo que si usted los pudiera aprovechar, estaría convirtiendo desperdicios en productos útiles. Hay tres condiciones esenciales para poder lograrlo:
1ro. LA OPORTUNIDAD. Hay que aprender a reaccionar rápidamente ante potenciales minutos al menudeo. Saber distinguirlos y ponerse en acción.
2do. EL OBJETO. Disponer de algo sobre lo cual actuar o pensar, un problema, una tarea o un documento.
3ro. EL MEDIO. Tener a mano los instrumentos que le permitan aprovechar la oportunidad y actuar sobre el objeto. A veces basta con un lápiz y una hoja de papel.
Continúa en el artículo siguiente….
Administracion del tiempo, es esto posible?
Mucho se ha escrito sobre este tema, sin embargo quiero abordar una breve reflexión orientada a la importancia que cada gerente debe dar al manejo de este recurso no renovable, especialmente en estas épocas de cambio y transformación.
Como sabemos, el tiempo como tal no es administrable, es una categoría del conocimiento como dice E. Kant, y en su estructura es igual para todos; los años, meses, semanas, días, horas, etc.. de suerte que todos disponemos del mismo recurso y en las mismas condiciones, la diferencia está en la manera como nos organizamos para aprovechar al máximo y con los mejores resultados, las acciones que realizamos en ese tiempo.
La gestion gerencial implica la capacidad de planear adecuadamente las diferentes actividades que realizamos y definir los recursos y personas que dedicaremos para que su resultado sea positivo y de impacto. En este sentido el tiempo es uno de esos recursos y la capacidad de administrarnos en él determinará la efectividad frente a las tareas encomendadas.
No son pocas las ocasiones en que al finalizar el día nos sorprendemos con una sensación de insatisfacción e incluso frustración porque no alcanzamos a terminar, y en ocasiones iniciar, los diferentes compromisos que teníamos en nuestra agenda. Al hacer una revisión de lo realizado nos encontramos seguramente con algunos o varios de los siguientes elementos:
Dedicamos mucho tiempo a:
- Atender cosas de poca importancia para el negocio.
- Atender o realizar llamadas que no terminaron en nada.
- Resolver problemas ajenos a nuestra competencia.
- Repetir tareas que ya otro hizo.
- Asistir a reuniones donde nuestra participación no era necesaria o no se manejo adecuadamente la agenda.
- Las interrupciones que no eran de importancia
- etc.
Otra evidencia de una mala administración en el tiempo es cuando reconocemos que lo urgente le roba tiempo a lo importante y es casi seguro que lo importante tiene mas impacto ya que por lo general (A menos que sea un acontecimiento repentino e inesperado) las urgencias son producto de la falta de planeación o de una adecuada delegación.
Otro tema tiene que ver con el manejo de las agendas y la autonomía que sobre ellas tenemos, me refiero específicamente cuando somos controlados por situaciones que no podemos administrar, tal como las reuniones, visitas de negocios y demás eventos que son programados y donde somos incluidos sin avisar. Quizá esta situación sea justificable por el cargo que desempeñáramos, pero aún así es nuestra responsabilidad entender el alcance del tiempo que estamos dedicando a estas actividades y su impacto en los resultados que se esperan de nuestra gestión.
Este punto merece especial reflexión cuando somos nosotros, como jefes, los que disponemos del tiempo de otros y no evaluamos el impacto en la productividad que tiene mantener un grupo de ejecutivos en una sala de juntas sin avanzar significativamente en los temas propuestos o simplemente haciendo que sus tareas y obligaciones se retrasen.
El tiempo, como se menciona antes, es un recurso no renovable, no es posible acumularlo ni guardarlo para utilizar después, por tanto su importancia radica en el uso que hacemos de él en los diferentes escenarios en los cuales transcurre nuestra vida y aquí vale la pena mencionar que la productividad en el manejo de nuestro tiempo no se refiere únicamente al ámbito laboral, implica también valorar las actividades que realizamos como parte de la familia y de la comunidad.
Permanentemente escuchamos que no importa la cantidad de tiempo sino la calidad del mismo que dedicamos a lo que hacemos, esto es, a mi modo de ver, parcialmente cierto ya que la calidad va asociada a la cantidad de tiempo que dediquemos a:
- Planear nuestras acciones y tareas laborales y personales
- Escuchar a las personas que nos rodean y nos interesan
- Acompañar a nuestra familia
- Crear vínculos de unión y respeto con nuestros compañeros.
- Evaluar los resultados de nuestro trabajo y comportamiento.
- Descansar y relajar nuestro cuerpo y espíritu
- Leer y actualizarnos profesionalmente
- etc.
Finalmente, sabiendo que son muchos los temas que se quedan sin abordar, quiero invitarlos para que reconozcamos que son muchas las razones que tenemos para hacer un pare en nuestra rutina diaria y establecer un modelo de gestión sobre la mejor manera de administrarnos en el tiempo que vivimos.
Un artículo de José Manuel Vecino
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